Investigadores de la multinacional belga IMEC han presentado esta semana en la International Solid-State Circuits Conference el primer microprocesador fabricado con semiconductores orgánicos. Con sus 4.000 transistores y su lógica de 8 bits, dispone de una capacidad de procesamiento que apenas si se puede comparar a la que ofrecían sus homólogos de silicio de mediados de los años '70, pero a diferencia de estos cuenta con una característica que lo hace realmente especial: se puede doblar.
Uno de los retos a los que se han tenido que enfrentar los creadores de este revolucionario chip ha sido el comportamiento impredecible de los transistores orgánicos, que a diferencia de lo que sucede con los de silicio, no siempre dejan pasar la electricidad cuando se les aplica una determinada tensión a sus puertas.
Cada uno tiene un umbral ligeramente distinto a partir del cual permiten que fluya la corriente, circunstancia ésta que dificulta sobremanera su uso en circuitos lógicos dado que basta con que uno sólo no tenga el funcionamiento esperado para que el rendimiento del integrado acabe siendo caótico. Para solucionar este inconveniente, han añadido una puerta extra a cada transistor con la que han conseguido controlar el paso de la corriente a través de sus terminales.
El microprocesador está compuesto por un sustrato de naftalato de polietileno (PEN) muy flexible sobre el que hay superpuesta una capa de oro de tan solo 25 nanometros. A continuación se encuentra un dieléctrico orgánico, seguido por una segunda capa de oro y, finalmente, el semiconductor orgánico hecho de pentaceno.
Su introducción comercial queda todavía lejos, puesto que el proceso de fabricación es ahora mismo lento y muy caro. Jan Genoe, uno de los investigadores que ha participado en su desarrollo, ha indicado que este tipo de chips se podrían ensamblar a una décima parte de su costo actual pero que para lograrlo haría falta adaptar las técnicas de laboratorio empleadas por el IMEC a procesos de producción a gran escala, lo que sin duda llevará su tiempo.
Fuente: Abadía Digital
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