Estados Unidos ha puesto fin este martes a una historia que comenzó hace casi 50 años al desmantelar su última bomba nuclear de gran potencia, un artefacto seiscientas veces más poderoso que el lanzado sobre Hiroshima (Japón) en 1945.
El desmantelamiento de la última B-53 se produce un año antes de lo previsto, según el Departamento de Energía, en respuesta a las instrucciones del presidente de EE UU, Barack Obama, de acelerar el proceso de liquidación de las armas nucleares.
Sus más de 4,5 toneladas de peso descansaban en la única planta de
ensamblaje de armas nucleares del país, cerca de la localidad de
Amarillo, a la espera de su turno en un programa de desmantelamiento
que comenzó en los años 80.
Las B-53 se diseñaron para ser lanzadas desde bombarderos B-52 e impactar en su objetivo incluso si se encontraba en un búnker, al enviar ondas de energía similares a las de un terremoto a través del subsuelo, destruyendo todo lo que encontraba a su paso.
Con unos 135 kilogramos de explosivos situados alrededor de su
núcleo de uranio, la bomba tenía un potencial de 9 megatoneladas de
TNT, unas seiscientas veces mayor que la detonada sobre Hiroshima donde
causó la muerte directa e indirecta de 275.230 personas.
Desmontar un artefacto tan antiguo y de un tamaño similar al de un
automóvil familiar "ha presentado muchos retos", reconoció Erhart, cuyo
equipo tuvo que "crear nuevas soluciones para lidiar de forma segura
con una bomba de esas dimensiones".
En total, las plantas nucleares estadounidenses crearon alrededor de
medio centenar de B-53, y las últimas de ellas fueron retiradas del
arsenal activo del país en 1997.
Una vez que se desmantele el más antiguo de esos artefactos
nucleares, el personal de la planta de Pantex deberá ser capacitado
para trabajar en otras armas que Estados Unidos pueda necesitar.
El "fin" de la Guerra Fría
"La B-53 fue un arma desarrollada en otro tiempo, para un mundo
diferente. El mundo será más seguro con su desaparición", expresó en un
comunicado el director de la Administración Nacional de Seguridad
Nacional de EEUU, Thomas D'Agostino."Su desmantelamiento es un punto
clave en la historia", dijo al diario, al destacar que "significa
borrar de la faz de la Tierra una gran cantidad de poder destructivo".
Creada en el culmen de las tensiones de la Guerra Fría, en 1962, la bomba B-53 que acaba de desmontarse en Texas es el arma más poderosa que posee Estados Unidos, informa el diario "Texas Star-Telegram".
Para el funcionario de mayor rango en esa planta de armas nucleares,
Steve Erhart, despiezar la última B-53 es poner fin a "una gran parte
del plan estratégico estadounidense en la Guerra Fría".
"Su desmantelamiento es un punto clave en la historia", dijo al
diario, al destacar que "significa borrar de la faz de la Tierra una
gran cantidad de poder destructivo".
Fuente: 20 Minutos
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