El 17 de mayo del 2009, un programador sueco llamado Markus "Notch" Persson puso a disposición de la comunidad online una versión alfa de un videojuego de construcción de tipo sandbox que había desarrollado en solitario en sólo una semana en el que los usuarios se podían mover por un mundo abierto y no lineal.
Rápidamente ese videojuego independiente del que nadie había oído
hablar jamás se fue haciendo un nombre y, a pesar de su rudimentario
aspecto gráfico e inexistente campaña publicitaria, en sólo unos meses
el boca a boca hizo que se convirtiera en uno de los títulos de moda
para PC gracias a su innovador estilo y a las inmensas posibilidades que ofrecía. Me estoy refiriendo, cómo no, a Minecraft.
Hoy en día, Notch ha alcanzado cierta fama (toda la que un videojuego
de este tipo puede proporcionar) y no creo que sea aventurado afirmar
que su cuenta corriente debe gozar de muy buena salud. Especialmente
desde que el 18 de noviembre del 2011, todavía no hace ni 2 meses, se
puso a la venta la versión final de Minecraft y las revistas y blogs de
videojuegos se lanzaron en masa a publicar análisis sobre el mismo,
otorgándole magníficas puntuaciones y ofreciéndole una visibilidad ante
el gran público que un par de años atrás ni él mismo hubiera imaginado.
Entre una cosa y otra, lo cierto es que Minecraft no para de
congregar seguidores a su alrededor. Sin ir más lejos, este mismo fin de
semana Notch ha publicado en su cuenta de Twitter que han superado la barrera de los 20 millones de usuarios. De estos, según las estadísticas que se ofrecen en la página oficial del proyecto, 4.665.000 han comprado el videojuego, mientras que el resto se lo ha bajado gratis.
Por si eso fuera poco, el ritmo de descargas, lejos de caer, sigue
siendo realmente alto. Tanto es así que en las últimas 24 horas 65.842
personas se han registrado y de ellas 11.016 han pagado los 19,95€ que
cuesta la licencia. Lo dicho, me parece que Notch no debe estar notando
la tan cacareada crisis.
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