Astrónomos del Observatorio Europeo del Sur, utilizando el sistema de telescopios ópticos VLT del Observatorio Paranal (Chile), han conseguido por primera vez una recreación en 3D de la distribución del material expelido por una estrella masiva tras su explosión.
Los esfuerzos de los investigadores se han centrado en la supernova 1987A. Situada en las afueras de la Nebulosa de la Tarántula, en la Gran Nube de Magallanes, la luz procedente de su estallido llegó a la Tierra el 23 de febrero de 1987 y fue descubierta al día siguiente por Ian Shelton y Oscar Duhalde en el Observatorio Las Campanas de Chile.
Durante años, su estudio detallado ha permitido detectar por primera vez neutrinos procedentes del colapso del núcleo interior de la estrella, la observación directa de los elementos radioactivos producidos durante este colosal fenómeno o la formación de polvo estelar.
Pero ahora, los científicos han podido profundizar aún más en el conocimiento que poseen acerca de esta supernova gracias al uso del SINFONI, un espectrógrafo de campo integral de resolución media, en el infrarrojo cercano, alimentado por un módulo de óptica adaptativa, que incorpora el VLT.
Los trabajos llevados a cabo con el mismo han permitido obtener, más allá de la mencionada reconstrucción en 3 dimensiones de la supernova, pruebas de que la explosión fue más fuerte y más rápida en algunas direcciones que en otras.
De hecho, se ha atestiguado que el primer flujo de material expulsado de la SN 1987A salió a la increíble velocidad de 100 millones de kilómetros por hora, aproximadamente una décima parte de la velocidad de la luz y 100.000 veces más veloz que un avión comercial, mientras que una segunda oleada lo hizo a unos 10 millones de kilómetros por hora.
Fuente: Abadía Digital
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