A lo largo de estos años, en su afán de hallar inteligencia
extraterrestre , los astrónomos han empleado la búsqueda de señales de
radio, pulsaciones láser, etc. Sin embargo, en un nuevo artículo
publicado por Avi Loeb (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics) y Edwin Turner (Princeton University) sugieren un nuevo método: examinar la luz de sus ciudades.
Si una civilización extraterrestre construyese ciudades con mucha
luz, las futuras generaciones de telescopios nos permitirían
detectarlos. Esto ofrece un nuevo método de búsqueda de inteligencia
extraterrestre en otras partes de nuestra galaxia.
“La búsqueda de ciudades exóticas sería una apuesta arriesgada, pero tiene la ventaja de no requerir recursos adicionales. Y si tenemos éxito, cambiaría nuestra percepción de nuestro luegar en el Universo”, afirma Loeb.
“La búsqueda de ciudades exóticas sería una apuesta arriesgada, pero tiene la ventaja de no requerir recursos adicionales. Y si tenemos éxito, cambiaría nuestra percepción de nuestro luegar en el Universo”, afirma Loeb.
Al igual que con otros métodos SETI (Search for ExtraTerrestrial Intelligence ó Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), esta nueva propuesta se basa en la suposición de que estas formas de vida extraterrestre utilizan tecnologías similares a la Tierra.
Aunque en este caso es razonable, ya que cualquier vida inteligente que
se desarrollara en la cercanía de una estrella, probablemente
utilizaría iluminación artificial durante las horas de oscuridad.
¿Cómo de fácil sería detectar una ciudad en un planeta lejano?
Claramente, esta luz tiene que poder distinguirse de la luz de su
estrella madre. Loeb y Turner sugirieron mirar el cambio en la luz de un
exoplaneta (planeta que orbita una estrella diferente al Sol) que se
mueve alrededor de su estrella.
A medida que el planeta orbita, éste pasa por fases similares a las
de la Luna.
Si estamos en una fase oscura y si observáramos desde la
Tierra, la luz artificial proveniente del lado de la noche tendría mayor
visibilidad que la reflejada desde el lado diurno. Así, el flujo total
de un planeta con iluminación artificial puede variar de una manera
sensiblemente diferente a la de un planeta sin ella.
Detectar esta pequeña variación a grandes distancias requiere nuevas
generaciones de telescopios. Sin embargo, esta técnica podría ser
probada en planetas situados al borde de nuestro sistema solar.
Loeb y Turner han calculado que los mejores telescopios de hoy en día deberían ser capaces de detectar
la luz generada por una metrópoli del tamaño de Tokio a la distancia
del cinturón de Kuiper, la región ocupada por Plutón, Eris y diferentes
cuerpos de cometa que orbitan el Sol a una distancia entre 30 y 100 ua
(unidad astronómica)
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