La primera gran revolución en la astronomía vino de la mano de la genial idea de Galileo de apuntar un telescopio al firmamento, desde aquel mítico momento la astronomía no ha dejado de cambiar nuestra forma de ver el Universo.
Las generaciones de astrónomos del siglo XX no dejaron de buscar otras formas de observar el firmamento para hacer nuevos y sorprendentes descubrimientos. Cuando la tecnología lo ha permitido hemos empezado a observar no sólo con la luz visible sino que hemos ido añadiendo la observación en radio, en el infrarrojo, en el ultravioleta y en rayos gamma, la nueva frontera se encuentra en poder realizar observaciones de ondas gravitatorias.
La riqueza que nos ha aportado el poder observar el cielo en distintas longitudes de onda no tiene precio. Cada longitud de onda nos da información complementaria sobre lo que estamos observando. Las últimas imágenes de M51, la galaxia remolino, publicadas por la NASA, ponen de relieve precisamente esto:
La imagen de la izquierda está tomada en luz visible, los puntos rosados nos indican que se están formando nuevas estrellas en esas zonas, pero las nubes de gas y polvo no dejan pasar la luz visible así que las vemos como algo oscuro, para poder ver con detalle la estructura del gas y polvo en la galaxia tenemos que observar en el infrarrojo, y eso es precisamente lo que tenéis a la derecha, es la misma galaxia pero fotografiada en el infrarrojo cercano, ahora podemos ver con una precisión nunca antes alcanzada la estructura del gas y el polvo en M51.
Observar el Universo con otros instrumentos y medios es de vital importancia ya que nos abre las puertas de lo desconocido, ¿qué encontraremos si somos capaces de desarrollar una astronomía de ondas gravitatorias? El tiempo nos dará la respuesta.
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