A pesar de que ninguna especie es superior a otra en términos biológicos (todas se adaptan a su propio medio), vale reconocer que los mamíferos dieron un paso adaptativo muy importante al sobrevivir a la extinción de los dinosaurios. La conclusión es que obviamente estaban mejor adaptados que los grandes reptiles; ¿pero qué fue lo que hizo la diferencia?
Para Arturo Casadevall, del Albert Einstein Coolege of Medicine de la Universidad de Yeshiva, lo que le permitió a los mamíferos sobrevivir en una época tan dura fue su temperatura corporal, que en el caso de nosotros, los seres humanos, se aproxima al óptimo para mantenernos libres de infecciones fúngicas y a la vez optimizar nuestro rendimiento metabólico.
Según el Dr. Casadevall y, los 37 grados celsius de temperatura son la clave del éxito adaptativo. Concretamente el Dr. Casadevall demostró en otro estudio que el número de especies de hongos que puede afectar a un animal desciende un 6% cada 1º C de aumento de temperatura.
Por lo tanto, decenas de miles de especies de hongos que afectan a los reptiles y otros animales de sangre de baja temperatura, son incapaces de infectar al organismo humano.
La otra pata que demuestra que los 37º son un número ideal es el rendimiento metabólico del organismo. Casadevall construyó un modelo matemático que buscó comparar, por un lado los beneficios obtenidos por temperaturas que previenen el ataque de hongos, y por el otrolos costos requeridos para mantener la temperatura del cuerpo entre 30º y 40º, llegando a la conclusión que 36.7º C es un número óptimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario