En la constelación de Perseo, a una distancia de 750 años luz, se encuentra el objeto L1448-MM, una joven estrella de tipo solar en proceso de formación. Estas primeras etapas en la vida de una estrella se caracterizan por la presencia de vientos o chorros bipolares de gas molecular que se alejan de la protoestrella.
La presencia de vapor de agua y su localización en estos chorros bipolares era muy poco conocida. Gracias al instrumento HIFI, a bordo del telescopio espacial Herschel, no solo se han descubierto grandes cantidades de vapor agua en la vecindad de esta protoestrella, sino que se ha constatado que el gas se aleja de ella a velocidades muy elevadas.
Por un lado, las condiciones son tan favorables que, en proporción, cada pocos años se forma el equivalente a mil océanos terrestres –100 millones de veces la cantidad de agua del río Amazonas cada segundo–. Por otro, lo normal sería que, en un entorno en el que el gas es sometido a energéticas ondas de choque –causadas por la interacción del material circunestelar y el gas que se aleja de la estrella a gran velocidad– las moléculas de agua se destruyeran con facilidad. Pero es ese mismo entorno de alta temperatura y densidad el que, al parecer, facilita su rápida formación y provoca que estas 'balas' de vapor agua se muevan a velocidades superiores a los 200.000 kilómetros por hora.
Tal y como afirma Rafael Bachilller, investigador del Observatorio Astronómico Nacional (OAN) y miembro del equipo de investigación, "han pasado casi veinte años desde que descubrimos estos proyectiles. Las observaciones de agua desde el espacio nos permiten ahora realizar un nuevo diagnostico físico-químico de estos objetos extraordinarios".El agua es una de las moléculas que enfrían el gas, haciendo que baje su temperatura, lo que permite que la estrella joven siga creciendo. Estas observaciones han hecho posible que los investigadores exploren las fases más energéticas de la formación de estrellas de baja masa, una información que nos ayudará a saber más sobre cómo se formó nuestro propio Sol. Los resultados han sido presentados en la charla ofrecida durante el simposio The Molecular Universe, que se celebra esta semana en la Real Fábrica de Armas de Toledo, en el Campus Tecnológico de la Universidad de Castilla-La Mancha, y al que asisten cerca de 450 investigadores.
El instrumento HIFI, instalado en el Observatorio Espacial Herschel, fue diseñado y construido por un consorcio de instituciones y universidades de Europa (incluida España), Canadá y Estados Unidos, liderados por el Instituto SRON para la Investigación Espacial de los Países Bajos (SRON Netherlands Institute for Space Research). Los datos han sido obtenidos por el consorcio creado en torno al programa clave WISH, siglas en inglés de “Agua en Regiones de Formación Estelar con Herschel” (Water in Star Forming Regions with Herschel) liderado por Ewine van Dishoeck, del Observatorio de Leiden (Holanda) y en el que también participan varios investigadores del OAN y del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA).
La presencia de vapor de agua y su localización en estos chorros bipolares era muy poco conocida. Gracias al instrumento HIFI, a bordo del telescopio espacial Herschel, no solo se han descubierto grandes cantidades de vapor agua en la vecindad de esta protoestrella, sino que se ha constatado que el gas se aleja de ella a velocidades muy elevadas.
Por un lado, las condiciones son tan favorables que, en proporción, cada pocos años se forma el equivalente a mil océanos terrestres –100 millones de veces la cantidad de agua del río Amazonas cada segundo–. Por otro, lo normal sería que, en un entorno en el que el gas es sometido a energéticas ondas de choque –causadas por la interacción del material circunestelar y el gas que se aleja de la estrella a gran velocidad– las moléculas de agua se destruyeran con facilidad. Pero es ese mismo entorno de alta temperatura y densidad el que, al parecer, facilita su rápida formación y provoca que estas 'balas' de vapor agua se muevan a velocidades superiores a los 200.000 kilómetros por hora.
Tal y como afirma Rafael Bachilller, investigador del Observatorio Astronómico Nacional (OAN) y miembro del equipo de investigación, "han pasado casi veinte años desde que descubrimos estos proyectiles. Las observaciones de agua desde el espacio nos permiten ahora realizar un nuevo diagnostico físico-químico de estos objetos extraordinarios".El agua es una de las moléculas que enfrían el gas, haciendo que baje su temperatura, lo que permite que la estrella joven siga creciendo. Estas observaciones han hecho posible que los investigadores exploren las fases más energéticas de la formación de estrellas de baja masa, una información que nos ayudará a saber más sobre cómo se formó nuestro propio Sol. Los resultados han sido presentados en la charla ofrecida durante el simposio The Molecular Universe, que se celebra esta semana en la Real Fábrica de Armas de Toledo, en el Campus Tecnológico de la Universidad de Castilla-La Mancha, y al que asisten cerca de 450 investigadores.
El instrumento HIFI, instalado en el Observatorio Espacial Herschel, fue diseñado y construido por un consorcio de instituciones y universidades de Europa (incluida España), Canadá y Estados Unidos, liderados por el Instituto SRON para la Investigación Espacial de los Países Bajos (SRON Netherlands Institute for Space Research). Los datos han sido obtenidos por el consorcio creado en torno al programa clave WISH, siglas en inglés de “Agua en Regiones de Formación Estelar con Herschel” (Water in Star Forming Regions with Herschel) liderado por Ewine van Dishoeck, del Observatorio de Leiden (Holanda) y en el que también participan varios investigadores del OAN y del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA).
Fuente: Muy Interesante
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