Lo que los científicos han observado gracias al potente telescopio espacial Swift
de la NASA es realmente extraordinario, un evento cósmico que ha estado
enviado rayos X hacia la Tierra desde el pasado mes de marzo y que,
aunque parezca increíble, seguirá siendo visible el próximo año. Se
trata, nada menos, de un poderoso agujero negro en el centro de una
galaxia lejana devorando una estrella cercana.
Investigadores de diferentes instituciones científicas, entre ellas el
Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica en Cambridge (Massachusetts,
EE.UU.), han podido describir con detalle lo ocurrido. Sus resultados
aparecen en dos estudios publicados en la revista Nature.
Este gran banquete cósmico ocurrió en la constelación de Draco,
a 3.900 millones de años luz de nuestro planeta, cuando una estrella se
acercó demasiado al gigantesco agujero negro, de unos ocho millones de
masas solares, el doble que el que se sitúa en el centro de nuestra
galaxia, la Vía Láctea. El estallido que produjo ha sido denominado Swift J1644 57.
«Increíblemente, esta fuente sigue produciendo rayos X y permanecerá lo
suficientemente brillante para que la sonda Swift pueda observarla el
próximo año», afirma el astrónomo David Burrows, responsable científico
del telescopio. «Se comporta de forma diferente de cualquier cosa que
hayamos visto antes», dice admirado.
El
equipo de Burrows analizó las emisiones de rayos X y gamma que
detectaron Swift y otros instrumentos, como el japonés MAXI instalado en
la Estación Espacial Internacional (ISS). El segundo estudio fue
dirigido por Ashley Zauder, del Centro Harvard Smithsoniano de
Astrofísica en Cambridge, y se centró en las observaciones del estallido
obtenidas por telescopios terrestres.
La
mayoría de las galaxias, incluida la nuestra, posee un agujero negro de
gran tamaño en el centro que pesa millones de veces la masa del Sol. Cuando una estrella cae en un agujero negro, es destrozada por intensas mareas.
El gas es acorralado en un disco que hace remolinos alrededor del
agujero negro y que se calienta a temperaturas de millones de grados.
Directo hacia la Tierra
En
el violentísimo proceso se crean dos embudos a través de los cuales
algunas partículas pueden escapar. Estos chorros de energía, que
disparan la materia a velocidades de más del 90% la de la luz, se forman
a lo largo del eje de rotación del agujero negro. En el caso de Swift
J1644 57, uno de estos chorros apuntó directamente a la Tierra. De ahí que se viera con tanto brillo.
«La
emisión de radio se produce cuando los chorros de materia se estrellan
contra el medio interestelar. Por el contrario, los rayos X surgen mucho
más cerca del agujero negro, probablemente cerca de la base de la
reacción», explica Zauderer.
Fuente: ABC
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