El satélite de la NASA 'Swift', cuya especialidad es detectar las súbitas explosiones de rayos gamma que a veces se producen en el cosmos, ha descubierto por primera vez los primeros pasos de una supernova. O, si se prefiere, los últimos estertores de una estrella.
El nuevo objeto estelar, que ha sido bautizado con el código 'SN2008D', se presenta en la última edición de la revista 'Nature', y permitirá a especialistas de todo el mundo entender mejor todos los procesos que llevan a la muerte de una estrella.
Aunque se pueden detectar supernovas aun en galaxias muy lejanas, estos eventos son relativamente raros en el cosmos. Además, los astrónomos sólo habían logrado hasta ahora estudiar explosiones de estrellas cuando el proceso ya se encontraba en plena ebullición, pasadas horas, días o incluso semanas desde que se originaron.
Por puro azar (si es que tal cosa existe), un grupo de investigadores encabezados por Alicia Soderberg, de la Universidad de Princeton, han logrado ahora observar los primeros destellos de la estrella en su fase moribunda, gracias a que ya estaban estudiando otra supernova, originada varios meses antes, en la misma galaxia.
Normalmente, sólo ocurren unas pocas supernovas al siglo en cada galaxia, pero en esta ocasión ha habido suerte: "Estábamos en el sitio justo, en el momento justo, con los telescopios adecuados, y hemos sido testigos de la historia", señala Soderberg.
30 veces la masa del Sol
La estrella que ha dado lugar a la supernova tiene una masa 30 veces superior a la del Sol, pero un tamaño (radio) igual o incluso menor, según estiman los expertos. Cuando los científicos del 'Swift' observaron el estallido y dieron la voz de alarma, el pasado mes de enero, otros telescopios de todo el globo, como el gigantesco (ocho metros) 'Gemini' de Chile, se unieron enseguida a la observación.
La nueva supernova, situada en la galaxia 'NGC 2770', es también la más cercana que se ha detectado hasta ahora durante su fase de explosión.
Las supernovas ocurren cuando una estrella masiva, como nuestro propio Sol, agota el combustible nuclear que la mantiene activa y las inmensas fuerzas gravitatorias que ejerce hacen colapsar su materia en un objeto llamado estrella de neutrones, mucho más denso y pequeño e incapaz de emitir la radiación suficiente para calentar planetas habitables en su entorno.
El Sol también sufrirá este colapso algún día. Pero será dentro de miles de millones de años, así que quizás estemos a tiempo de buscar un plan B, si aún seguimos por aquí.
Imagen del 'Swift' de la galaxia 'NGC 2770' con dos supernovas,
'SN 2007 UY' y la recién nacida 'SN 2008 D'. Junto a ellas, una antigua
supernova detectada en 1999, ya extinta. (Foto: NASA)
Fuente: elmundo.es
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