Un joven decidió un sábado por la noche asistir a una fiesta. Se estaba divirtiendo bastante, se tomó unas cervezas y una muchacha que conoció allí y a la que parecía gustarle, le invitó a ir a otra fiesta. Rápidamente aceptó y marchó con ella.
Fueron a un apartamento, donde continuaron tomando cerveza y aparentemente le dieron droga (no sabe cuál). Lo siguiente que recuerda es que despertó totalmente desnudo en una bañera llena de cubitos de hielo. Todavía sentía los efectos de la droga y de la cerveza. Miró a su alrededor y estaba solo. Luego, se miró el pecho y descubrió que tenía escrito con pintura roja este mensaje: “Llame al 911 o usted morirá”. Vio un teléfono cercano a la bañera, así que llamó inmediatamente. Le explicó a la operadora la situación en la que se encontraba. La operadora le aconsejó que saliera de la bañera y que se mirara en el espejo. Se observó aparentemente normal, así que la operadora le dijo que revisara la espalda. Al hacerlo, se apercibió que tenía dos ranuras de nueve pulgadas en la parte baja del abdomen. La operadora le dijo que se metiera nuevamente en la bañera y que mandaría un equipo de emergencia.
Desgraciadamente, después de que lo examinaron a fondo en el hospital, reparó en lo que le había pasado: le habían robado los riñones.
Actualmente, esta persona se halla en el hospital conectado a un sistema que lo mantiene vivo. La Universidad de Texas y el centro médico de la Universidad de Baylor realizan gestiones para encontrar donantes.
Fueron a un apartamento, donde continuaron tomando cerveza y aparentemente le dieron droga (no sabe cuál). Lo siguiente que recuerda es que despertó totalmente desnudo en una bañera llena de cubitos de hielo. Todavía sentía los efectos de la droga y de la cerveza. Miró a su alrededor y estaba solo. Luego, se miró el pecho y descubrió que tenía escrito con pintura roja este mensaje: “Llame al 911 o usted morirá”. Vio un teléfono cercano a la bañera, así que llamó inmediatamente. Le explicó a la operadora la situación en la que se encontraba. La operadora le aconsejó que saliera de la bañera y que se mirara en el espejo. Se observó aparentemente normal, así que la operadora le dijo que revisara la espalda. Al hacerlo, se apercibió que tenía dos ranuras de nueve pulgadas en la parte baja del abdomen. La operadora le dijo que se metiera nuevamente en la bañera y que mandaría un equipo de emergencia.
Desgraciadamente, después de que lo examinaron a fondo en el hospital, reparó en lo que le había pasado: le habían robado los riñones.
Actualmente, esta persona se halla en el hospital conectado a un sistema que lo mantiene vivo. La Universidad de Texas y el centro médico de la Universidad de Baylor realizan gestiones para encontrar donantes.
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